Reseña de la Escuela

En diciembre de 2006 surgió una inquietud que involucraba ilusiones y sueños de un grupo de personas que en aquel momento sólo los unía el amor por la música y su efecto transformador en la persona y su realidad: Jessica, Osvaldo, Istíbal y Héctor se preguntaban qué hacer para lograr que la gente viviera a Dios desde la música.

Su inquietud: formar un Coro Diocesano.

Las reuniones de trabajo dieron su fruto y la inquietud dio paso a un proyecto: “Coro Diocesano Canta y Camina, voz en el desierto”.

Así, con la aprobación y bendición del señor obispo don Renato Ascencio, se dispuso el primer ensayo, inaugurando con ello aquél espacio de crecimiento donde el cantor habría de recibir no sólo formación musical, sino también litúrgica y humana.

Hoy los nombres y las circunstancias han cambiado, sin embargo, nuestro amor por Jesucristo, el gran director de la orquesta del mundo ha madurado.

En agosto de 2013 y como respuesta a las voces de muchos coordinadores que después de haber vivido el “Encuentro Diocesano de coros parroquiales” convocado en mayo de ese mismo año, solicitaban una formación integral que les permitiera desempeñar mejor su ministerio, nace la “Escuela Diocesana de Música Litúrgica, Canta y Camina”, misma que nos habría de entregar gozosa a su primera egresada en el 2018, a la segunda generación en el 2019 y la tercera y cuarta generación de graduandos en agosto de 2022.

Somos una Institución que sigue su marcha con alegría, sorteando las vicisitudes del camino; con un programa concreto de trabajo, con personas comprometidas y un objetivo claro, pero sobre todo con la mirada puesta en Jesucristo, a quien hemos de ofrecerle siempre el mejor de los frutos: La gloria y la alabanza a su nombre. Que él bendiga nuestro esfuerzo y nuestra voluntad. 

Amén.